Lengua, Literatura e Identidad en Guinea Ecuatorial
23 de abril, Día del Libro, 2018
Por Juan Bautista Osubita Asam
Lengua, literatura e identidad, es el epígrafe propuesto a las reflexiones que traigoa su atención hoy, Día del Libro y conmemorativo de la fecha del deceso del eximio escritor español Miguel de Cervantes Saavedra. Cuenta habida de la vastedad y complejidad de los fenómenos culturales mentados, debo anticipar previamente mi moderada apreciación sobre las proposiciones vertidas aquí, desgranadas al azar de varias lecturas rápidas1. En efecto, cada uno de los conceptos indicados en este excitante tema bien se merecería extensas aclaraciones y desarrollos múltiples, contrastados y complementarios. Sin embargo, aquí sólo me limitaré a intentar bosquejar la forma en que barrunto y percibo que la combinación de la práctica lingüística autóctona y la creación literaria en español inciden en la forja de una identidad cultural propia y original. Dicho con otras palabras: ¿cómo se revela, a partir de sus lenguas vernáculas y la literatura en español, la genuina cultura ecuatoguineana?
Para comprender
Como se advierte, la literatura ocupa un lugar central en esta disquisición, por cuanto que una de sus principales funciones es permitir al hombre interrogarse o reivindicar su identidad2, y dado que la realidad literaria guineana, al igual que en el resto del continente africano, es variada y abundante, toda vez que cada una de las lenguas autóctonas revela un peculiar universo cultural identificable, y siempre que nuestro sentimiento de la honda unidad cultural africana no sea óbice en la toma de conciencia de su diversidad lingüística. La literatura guineoecuatorial hunde, por consiguiente, sus raíces en estas tradiciones locales para irrigar y nutrir la lengua castellana impuesta.
Las literaturas de la tradición se gestaron en la oralidad y la escritura, aunque en África se habría privilegiado la primera forma. La expresión literaria, arte ejercido con material lingüístico, se realizaba por medio de los expertos de la palabra: los bardos y recitadores consagrados, los maestres de órdenes rituales y los contadores de cuentos, declamadores de genealogías, mitos, leyendas y epopeyas, de los maestros decidores de dichos, proverbios y adivinanzas, todo esto ante un nutrido y atento público. Por lo que este arte de la palabra aparecía particularmente socializado, además de erigirse en un potente factor de cohesión para la diversidad de miembros de las comunidades tradicionales3.
Por otra parte, cuando se habla de literatura, de cultura e identidad, la lengua es lo primero que acude a la mente pues, como recordara el filósofo, la lengua es el primer imperativo cultural, la primera invención cultural después del pensamiento. Se da entre ambas una sólida interdependencia, lo que en el lenguaje de las matemáticas se define como una relación transitiva. Tanto es así por cuanto que el lenguaje, esa invención que se manifiesta a través de una lengua, siempre es la expresión de un contexto, por tanto, de una cultura, a la vez que esta última no puede exponerse más que mediante la lengua, la principal sustancia y herramienta de la literatura. De ahí el interrogante de saber ¿cómo una lengua extranjera –el español en el caso que nos ocupa- es susceptible de revelar otra cultura?, ¿cómo inciden unas tradiciones dadas en la estética, la poética, la literatura que hacen los guineanos en lengua castellana?
Por lo demás, se me ocurre deber aclarar que toda producción culturales ante todo un acto de comunicación. Este acto literario se presenta como un medio que vehicula mensajes, que traduce una ideología o una visión del mundo, que designa un universo de imágenes y representaciones. Por lo tanto, el proceso comunicativo cultural es un punto de convergencia de factores diversos; una obra cultural establece una visión colectiva del mundo y una ideología arraigadas en un lugar y en un tiempo dados, que encierran y arrastran los datos pertinentes que caracterizan a un pueblo, a una nación; rasgos conceptuales, una visión de la realidad y/o de lo sagrado, formas de manifestación, expresión y estilo.
De lo anteriormente dicho se desprende que el proceso creativo se revela como el resultado de un cometido afanoso y complejo.De ahí también que la indagación por la identidad cultural en la creación literaria nos permita abocar a un punto de convergencias significativas: será un encuentro entre las fuentes de la producción artística y sus puntos de mira e incidencia, y se tratará de una específica mirada, de una focalización crítica, lo cual compele a la ardua tarea de haber a descifrar esta clase de obra artística para penetrar en ella, comprenderla mejor e interpretarla con conocimiento de causa.
Ahora bien, los modos de encarar los textos literarios heredados de la crítica occidental son numerosos, por cuanto que abarcan de la crítica biográfica a la trascendental, pasando por la crítica semiótica, temática, estructural, lingüística, filosófica, fenomenológica, psicoanalítica, etc. Así y todo, se recomienda para nuestro contexto el enfoque etno-cultural, por los excelentes resultados que permite cosechar. Se trata de la forma crítica que tiene presente tanto la cultura del creador como el entorno en que se produce la obra, tomando en consideración elementos como el medio físico, social e histórico en que surge el acto de enunciación. Mediante el recurso a estos indicios lingüísticos y socioculturales, se detectarían y descubrirían las fuentes que interactúan en la estructuración de nuestros textos. Lo cual permitiría poner de relieve algunos rasgos de los idiolectos específicos de nuestra literatura, características queconforman la propia identidad.
Para practicar
Nuestro análisis se aplicará a una sola lengua vernácula, la fang, que creemos conocer mejor. Pero es este un ejercicio practicable con cualquier otra de nuestras lenguas autóctonas. E insisto, so pena de resultar repetitivo y fastidioso, en que, para cualquier país, la lengua es su principal seña de identidad; es lo que permite que una sociedad se revele a sí misma y al resto del mundo4. Y quiero ilustrarlo partiendo, en un primer tiempo, del léxico incorporado a la lengua española y, en un segundo momento, atendiendo a la semántica de su rica paremiología.
El fang, aseguran los observadores y misioneros cristianos, pioneros de la colonización, es un ser de honda religiosidad5, que manifiesta un agudo sentido de lo sagrado, lo cual se observa en sus gestos, actitudes, relación con la realidad y en su léxico de uso diario. Aprehende o se representa a Dios o espíritu invisible, creador de cuanto existe, como el único organizador del mundo, siendo un ente repleto de cualidades y atributos diversos, de donde procede la variedad de apelativos con que se le designa:
Nkombot. Textualmente:hacedor de las personas, los humanos. Con este nombre, el fang percibe a Dios como aquel ente cuyaprincipal sagrada funciónes la creación de seres humanos, en primer término, y luego del universo material, que el hombre está llamado a dominar y someter.Pero lo tiene por una deidad no trascendente. Le acompaña a menudo otro nombre de Dios, con la fórmula Nzama-Nkombot.
Mebegue. Este otro de los nombres de Dios, se vincula a la raíz fangbegue, “cargar”. Este nombre significa pilar principal, el poste/eje portador/del universo, figurado por el puntal central en los abaa, la casa masculina por antonomasia, puntal tan significativo para los fang, que lo esculpían, adornaban, al pie del que colocaban y del que colgaban algunos objetos de valor. Por tanto, Dios es percibido como el mediador cósmico. También suele ir unido al nombre Nzama, en la fórmula Nzama-ye-Mebegue.
Ntondobe. Etimológicamente: sostén del universo, o tutor de los humanos. Con esta denominación, el atributo esencial de Dios para el fang estriba en su ipseidad; su valor cardinal es ser en sí mismo, por sí y para sí, mediante su capacidad a sostenerse por sí solo, sin dependencia, sin apoyo o necesidad de relación. Ntondobe significa, pues, la eterna permanencia de lo sagrado. Él es el que fue, es y será.
Nzama, Zama, Nzambé, formas con que se transcribe en el área cultural fang-bulu-beti, o Añambe (ndowé), Nyambe (duala)…, es la forma común de designar a Dios. Sin embargo, los etimólogos no acaban de ponerse de acuerdo sobre su sentido, circulando diversas hipótesis.Provendría de la voz zamaan: que confunde, algo indescriptible, infinito, la suprema inmensidad. Sería el ser sagrado por antonomasia, aunque aparezca como poco trascendente en los cuentos, leyendas, mitos y dichos. Su rol principal sería la instauración de las prohibiciones morales y el poder de hacerlas respetar, por tanto, un poder de vida y muerte sobre el ser humano6. Este será el caso con la frecuente exclamación:
Zama eñe angabo me na’a: Dios es el que me ha hecho así, evocada en situaciones de desgracia. El infortunio es, en la cultura fang, la manifestación de la voluntad y la acción divinas. De lo que se desprende también cierto pesimismo y fatalismo en la actuación del fang.
Con estas escasas consideraciones léxicas se observa que, a través del encuentro de las lenguas vernáculas guineanas con el español, se fusionan dos culturas y dos teorías diferentes del mundo. De ese conjunto de aportes significativos e interferencias lingüísticas, de esa interpelación cultural recíproca surgirá en Guinea Ecuatorialuna cultura mestiza con rasgos comunes, una nueva sensibilidad, una nueva personalidad, una nueva identidad. Así es como la AEGLE ha logrado que se incorporen 54 palabras propias de Guinea, en el diccionario panhispánico y que ya los miembros de la corporación lleven a cabo trabajosde colecta y clasificación de formas expresivas propias, de curso normal en nuestra sociedad.
Acabo este punto subrayando en nuestro lenguaje la fuerte recurrencia de términos fang como abaa, el nominal fang que, desde el punto de vista cultural, refiere la casa principal de los hombres, traducido sistemáticamente como “casa de la palabra”, mientras que cocina se reservaría preferentemente a las mujeres; ñangdomo, el hermano de la madre de una persona, que sería el auténtico tío, puesto que para el “fangcada” uno de los hermanos del clan paterno es tenido por y llamado “padre”.
De igual forma, se dan préstamos o calcos estilísticos tales como “tener cuatro ojos”, locución que significa “tener el don de comunicar con el mundo invisible”, mundo, éste, que es el fundamento de la realidad para el fang al igual que lo son las teorías científicas y las fuerzas físico-químicas para la cultura occidental moderna7, o “ser hermanos/as del mismo vientre materno”, toda vez que es el sentido cifrado en esa voz. Otras veces, el lenguaje será crudo, sin eufemismos, con palabras y expresiones soeces. En definitiva, se ha creado un nuevo lenguaje, una especie de criollo.
Pasando al punto segundo del ejercicio práctico, acerca de la semántica o semiología de algunos géneros poéticos fang incidida en el español,me contentaré con señalar un conjunto de recursos utilizados en la lengua común y en la literatura guineanas, ya sea echando mano de la onomástica para designar a los personajes en sus creaciones, ya sea mediante el empleo de imágenes sacadas del contexto tradicional. Estas locuciones idiomáticas se extienden desde la catacresis al anacoluto, pasando por innumerables sinécdoques, metonimias, prosopopeyas, reduplicaciones, hipérboles; el recurso al humor, al sarcasmo, a la ironía (J.T. Ávila Laurel, Maplal Loboch: “La última carta del padre Fulgencio Abad, cmf”).
El hombre es su palabra (Proverbio fang)
Pero volvamos a la literatura que aquí nos debería mayormente interpelar. No sólo la de la sola palabra como sustancia y agente de la misma. Oso recalcar que, en nuestro caso, el asunto primordial de la literatura es el Hombre. El hombre, eterno inquiridor de su ser y su destino, el hombre a la rebusca de remedios para la realización de sí y el alcance de sus esperanzas, el hombre en la cristalización de sus angustias vitales, el hombre implicado en la relación constante con el prójimo y el medio natural, el hombre en sociedad atareado por la captación del instante fugaz, la comprensión del futuro huidizo y la proyección de su historia confusa8. Porque sólo así se revela la literatura como expresión de la sociedad, de la cultura e identidad de los pueblos.
Se trata, en esta perspectiva, de una literatura que va más allá de las obras escritas de autores. Es la literatura del país profundo, según la feliz fórmula consagrada de OlympeBhely-Quenum9, una literatura de los pueblos que empieza con las adivinanzas y los proverbios y se extiende a las epopeyas y mitos. De ahí que, en ocasiones anteriores, me hayatocado reflexionar sobre la paremiología fang. En ese cometido y, tras clasificar los proverbios en unidades nocionales y establecer los temas más recurrentes, se advertía que destacaban algunos, tales como la lógica, la inteligencia, la prudencia, la discreción, el miedo, la volubilidad… la imposibilidad.
En el ejercicio de relacionar esas nociones, se verificaba que imposibilidad y lógica constituían dos polos que participaban del mismo campo semántico-nocional, en la medida en que la lógica establece las reglas de un razonamiento coherente, riguroso y metódico. Por lo que “era imposible que una gallina tuviera dientes”, como que “la cabra muriera de hambre donde estaba atada”, con las consecuencias negativas de esta observación sobre la honestidad administrativa o gestora confiada a un individuo en el orden social actual.
En los análisis apareció como virtud cardinal la discreción, dado que la sociedad tradicional se fundamenta en la palabra y la oralidad. Por ello, del mismo modo que se reprueba la intromisión en los asuntos ajenos, se recomienda la discreción. Un hombre modelo, el sabio es una persona noble y ecuánime a toda prueba, con un dominio inflexible de sí y que debe mostrarse misterioso, ser poco hablador y saber hablar, con propiedad; que sabe guardar los secretos que no ha lugar revelar más que a los iniciados y personas autorizadas.
Así mismo, venían emparejadas unidades nocionales que remitían al universo del coraje y la bravura, la combatividad y el heroísmo. Estos registros conductualesconnotan la exigencia de rigor que sirve de norte y de guía en los secretos de la etnia, clan o tribu. Gracias a tales bazas, cada elemento de la comunidad se sentía seguro de su plena realización humana y garantizado de su triunfo en la vida.
Como con la literatura de la negritud, surgida de la exaltación de los valores propios, las comunidades tradicionales se reconocían en sus leyendas, mitos y fábulas, de igual manera que, en las escuelas, se lee a los clásicos que proponen modelos de vida y de acción. Es observable, por tanto, que puede afirmarse en tal caso que el camino y pasos seguidos en los ritos y a seguir en toda vida de hombre digno se da en ejemplo de modo implícito o palmario (a quien aprenda y acierte a dar con el vigente mensaje literario guineano) en los cuentos, leyendas, epopeyas y proverbios de nuestras lenguas autóctonas, por cuanto que son un hontanar de valores y virtudes: la lógica, la astucia y la inteligencia, la discreción, la prudencia y la humildad, la dignidad, el arrojo y el coraje, y también el afán de medro y superación.
A guisa de conclusión
Ignorar o despreciar estos valores tradicionales para optar por los conocimientos foráneos mal adquiridos y no digeridos; elegir la vía de la facilidad, frivolidad y volubilidad, la gratuita crueldad no hará sino abocarnos sin remisión al fracaso, a la ruina y la total aniquilación existencial. Tal es el desequilibrio, el descalabro y el derrumbe humanos que revelan y denuncian las producciones literarias de los autores guineanos a lo largo su poco distendida pero honda labor de indagación de la idiosincrasia, de la compleja identidad del ecuatoguineano, desde Maplal Loboch en la colonia hasta César Mbá Abogo en las independencias actuales, pasando por (por no citar más que algunos de esa larga nómina) Francisco Zamora, Ciriaco Bokesa, Constantino Ocha’a Mvé, Trinidad Morgades, Leoncio Evita, Rafael Mª Nzé Abuy, Marcelo Asistencia Ndong, Esteban Bualo, Donato Ndong, Raquel Ilombe, Trifonia Melibea Obono, Maximiliano Nkogo, Eugenio Nkogo, María Caridad Riloha, Maele, Eyi Moan Ndong, Anacleto Oló, Leandro Mbomio, Joaquín Mbomio, Carlos Nsue Otong (“Mi tierra inocente”).
Bata, abril de 2018
Notas
- Básicamente, de L’identité culturelle camerounaise. Actes du colloque de la deuxième semaine culturelle nationale (Yaoundé, 13-20 mai 1985), Ministère de l’Information et de la Culture/ABC, 1985, 533 p. Para facilitar las referencias directas, tras la primera palabra del título de este volumen, se indicará el nombre del autor de la ponenciaseguido de la página. Y de Littératures francophones d’Afrique centrale, Paris, Nathan, 1985, habiendo de seguirse el mismo modo de referenciar, pero sin indicación de nombre de autor.
- Littératures…, p. 157
- Idem, p. 8
- L’Identité…, Jean Tabi Manga, pp. 177-185.
- Pero hay que hacer notar que carece de la voz para referirse a la religión. Todo lo relacionado con el mundo invisible en los ritos recibía el nombre de akeng: rito, arte, representación, y su plural: mekeng
- Philippe Laburthe-Tolra, Initiations et sociétés secrètes au Cameroun. Les mystères de la nuit. Essai sur la religion beti. Paris, Karthala, 1985, p. 23
- Idem, p. 20
- L’Identité…, Charles Binam Bikoi, 94
- Olympe Bhely-Quenum, “La littérature du pays profond”. In: Le mois en Afrique, nºs 190-149,oct.-nov. 1981, pp.140-1